sábado, 3 de marzo de 2012

Me gusta mirarte (I)

Me gusta mirarte,
con la mirada besarte,
descansar en tu boca
y seguir sus pasos,
cuando comes, cuando bebes,
cuando hablas, cuando ríes,
preguntándome una y mil veces
cómo puede ser tan densa,
tan rápida, tan torrencial.
Y admirarte,
como si se convirtiera
en fuelle que insufla vida,
resonancia de la primera palabra.

Me gusta mirarte,
con la mirada envolverte,
seguir las curvas de tu frente,
perdiéndome en ellas,
deslizándome, abarcando
desde el pelo hasta las cejas.
Y preguntarme una y mil veces
cómo puede ser tan diáfana,
tan libre, tan meridiana.
Y admirarte,
como si me transmitieras
el pensamiento puro, intacto,
del alba de la humanidad.

Me gusta mirarte,
con la mirada sentirte,
hundirme en tu pelo.
Y preguntarme una y mil veces
cómo puede ser tan recio,
tan sólido, tan espeso.
Y admirarte,
como si los rayos del sol descansaran en tu frente
formando una corona de remolinos castaños,
como si fueras bosque frondoso,
tapiz del globo terrestre,
selva virgen aún no manchada
por el hombre.
 
Me gusta mirarte,
con la mirada tocarte,
envolver tus manos
contando sus dedos.
Y preguntarme una y mil veces
cómo pueden ser tan fuertes,
tan ágiles, tan flexibles.
Y admirarlas,
como si anunciaran el trabajo,
como si calmaran la fatiga,
como si aliviaran el dolor,
como si encerraran el futuro,
del mundo.





2 comentarios:

  1. ¡Madre mia! ¡Qué fuerza transmites en tu poema y qué mezcla de sentimientos encontrados! Debe ser un gran orgullo para la otra persona verse identificada en este poema ..

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