AL ALBA
Ardua tarea la que despunta al
alba,
combate de fuerzas desiguales.
El carro alado la estancia
sobrecoge y
en refulgir de llamas la
ilumina,
mientras la oscuridad en pliegues
se recoge
cuando la noche se bate en
retirada.
Vencida, la vendedora de sueños
apaga una a una las estrellas
y se aleja con su séquito de
sombras.
La aurora diluye el manto de
tiniebla,
sosiega la inquietud,
disuelve los temores
y, en su reflejo de cristales,
devuelve al mundo la sonrisa.
(LACRIMAE RERVM)